Hay veces, por suerte pocas, en que ocurre algo en tu vida que lo cambia todo. Y no me refiero a un cambio de trabajo, de vivienda, de algo «tangible»… Me refiero a una pérdida o ganancia tan grandes, que cambian tu situación vital por completo, y para lo que tu cuerpo y tu mente no están preparadas (a priori). En un primer momento, todo lo que conoces se tambalea y no sabes bien qué ha pasado. Puedes llegar a sentir que vas en una nube y que no llevas el timón de la misma. Esta nube baja y sube (parece que a su antojo) y te hace rozar muchos estados de ánimo, buenos y malos, muy buenos y muy malos. Pero esa nube desaparece y vuelves a tocar con los pies en el suelo, pero algo ha cambiado y el suelo que pisas parece que ya no es el mismo que pisabas antes. Te paras a mirar, y resulta que no sólo es el suelo el que ha cambiado, sino que la gente que tienes alrededor tampoco es la misma que antes. Además, cosas que antes te proporcionaban un gran placer, ahora te resultan totalmente indiferentes. O por el contrario, se ha despertado un interés en ti que nunca habías tenido. Entonces, te empiezas a preguntar por qué. ¿Por qué ha cambiado todo? He tenido una gran pérdida (o ganancia), pero por qué lo ha trastocado todo. Es ahí cuando tienes que mirar hacia dentro, y ver que el cambio ha ocurrido en ti, no en el suelo que pisas, no en la gente que te rodea, no en las cosas que te gustan. Todo eso, probablemente, siga en el mismo sitio y de la misma manera que antes. Lo que ha ocurrido ha cambiado algo de tu esencia, y te ha hecho plantearte si estabas haciendo lo que realmente querías en la vida: si dedicabas demasiadas horas a trabajar, si trabajabas en lo que te apasiona, si amas a tu pareja, si quieres a tus amigos, si estás manteniendo amistades por lo que fueron en lugar de por lo que son… En definitiva, te planteas si la vida que llevabas te hace feliz. ¿Y si resulta que era antes cuando vivías en una nube?
Saludos,
Eva Molero
Psicóloga colegiada 20.974