Tengo derecho a ser feliz

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Parece que a veces no tenemos derecho a quejarnos o está mal visto. No puedes quejarte si tienes trabajo, porque tienes trabajo. No puedes quejarte si tienes salud, porque tienes salud. No puedes quejarte si tienes amor, porque tienes amor. En definitiva, nos han quitado el derecho a sentirnos mal, ya que siempre habrá alguien en el mundo que esté peor que tú. Es cierto que siempre habrá alguien más pobre, enfermo y triste que tú. Sin embargo, puede que te sientas vacío pese a tener todo lo que se supone que hay que tener para estar bien. Puede que no estés enamorado de tu pareja, pese a que se porte bien contigo. Puede que no te sientas afortunado, pese a tener un trabajo. Puede que ocurran mil cosas positivas en tu vida y, sin embargo, tú no te sientas una persona completa. Los demás, en el intento de que no sientas ese vacío, banalizarán tu problema y tú te sentirás egoísta por haberte permitido sentirte mal ante algo que a los demás no les sucede (o dicen que no les sucede).

Pues bien, hoy en este breve post te voy a decir algo que quizás nunca te han dicho y que deberías tener grabado a fuego en tu mente. Tienes derecho a ser feliz, pero ese derecho va acompañado de una gran responsabilidad: la de hacer todo lo que esté en tu mano para conseguir esa felicidad. Así que si asumes ese derecho, no te quedes en la queja. Te invito a que te repitas a ti mismo esta frase: «tengo derecho a ser feliz». Repítetela cuantas veces necesites hasta creértelo y, una vez te lo creas, toma bien fuerte las riendas de tu vida y haz lo posible para que sea cierto.

Eva Molero
Psicóloga colegiada 20.974

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